Artista multifacética y referente de distintas generaciones. Vistió a las grandes figuras del espectáculo nacional y su creatividad trascendió las fronteras.
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Toda la familia de la moda argentina hoy está de luto. Murió Maureene Dinar, la diseñadora disruptiva e ícono de la creatividad que marcó un antes y después con sus colecciones. Nació un 6 de enero en Alejandría, Egipto -no le gustaba revelar en qué año- y su espíritu global vistió a figuras internacionales, como Liza Minnelli, Melanie Griffith y Victoria Beckham.
“Cuando los juegos de la infancia pasan de la fantasía de vestir muñecas a la realidad de convertir un sueño en una forma de vida, se define el destino que privilegia el diseño como vocación”, era una de sus frases que la definía en cuerpo y alma.
Hace tres años, en plena pandemia, le diagnosticaron cáncer, contra el que venía peleando con mucha entereza y fortaleza. Hasta hoy, que el destino nos obliga a despedirla con dolor.
Pero todos los que hoy estamos tristes sabemos que su alma inquieta seguirá viva en sus amados hijos Kevo, Paul, Ian, Filu y Caro; y en Quique Klein, su fiel marido y compañero de aventuras.
Durante años, Maureene acompañó a la familia de Infobae, tanto por sus colecciones y creaciones como por su voz de experta en las grandes galas del espectáculo, poniendo bajo la lupa los looks de las figuras.
Diseñadora y artista
“Tengo muchas vidas en una misma vida”, repetía como ciudadana del mundo. Dejó su Egipto natal a los 9 años, y su familia vivió en distintos puntos del globo: Suiza, Francia, Italia e Israel hasta finalmente afianzarse en la Argentina. París siempre tuvo un encanto especial para ella, quizás porque allí delineó los cimientos artísticos que marcaron los últimos 40 años de la moda nacional.
La mente brillante de Maureene moldeó su estilo con una sólida formación en la Academie Des Beaux Arts de París, allí se perfeccionó en dibujo, pintura y escultura, artes que plasmó en cada una de sus creaciones.
“Me dedico a la moda desde los 16 años. Era muy conocida para los negocios porque al principio hacía venta por mayor con los locales más top de Buenos Aires y también del interior. Después fui siendo conocida porque me contrató Gerardo Sofovich y trabajé con él 8 años en el programa La Noche del Domingo”, contó en una entrevista que dio a Infobae el año pasado, cuando a corazón abierto repasó su trayectoria.
Poco después, en 1991, su talento llamó la atención de los productores de una de las obras más emblemáticas del teatro argentino, así fue que se convirtió en vestuarista de “Brujas”, la obra con Moria Casán que permaneció más de 10 años en cartel.
Su legado en la moda: chic, atrevido y elegante
Su primer vestido lo diseñó a los 18 años, era negro lleno de encaje y puntillas, y desde ahí no paró. La formación en la Academia de Bellas Artes de París la emparentó con uno de sus primeros trabajos, en los talleres donde se confeccionaban las prendas de Christian Dior.
La llegada de su propia etiqueta no tardó en hacerse realidad, y en 1992 creó su marca de moda propia. Desde entonces, sus prendas vistieron a las grandes divas de aquí y el exterior: Susana Giménez, Graciela Alfano, Moria Casán, Elena Roger, Nacha Guevara, Adriana Varela, Shakira, Melanie Griffith, Victoria Beckham y Liza Minelli, entre otras.
Sus desfiles eran un despliegue de aire fresco, una apuesta por el estilo chic, descontracturado y clásico a la vez. En las pasarelas amalgamaba arte y diseño. Por eso sus colecciones transcendieron las fronteras y, a lo largo de su carrera compartió escenarios con los grandes referentes de la moda internacional, como Paco Rabanne, Adolfo Domínguez, Hugo Boss y Carolina Herrera.
De una energía incansable, en 2012 se animó a una nueva línea para niños de 3 a 12 años, a la que llamó Little Mo.
Una guerrera que luchó por su salud
Ese mismo año, cuando cumplía el sueño de su marca propia, recibió un diagnóstico que le cambió la vida: le detectaron meningioma, un tumor en la base del cráneo. Su hijo más pequeño, Ian, tenía apenas 7 meses y los otros tres eran chicos, pero aún sin saber si el tumor era benigno o maligno, se sometió a una cirugía que se extendió por más de 10 horas.
Ese primer desafío de salud la marcó a fuego, según ella misma relató: “Después de atravesar la cirugía, empezó el trayecto más importante de mi carrera. Volví a Europa, fue un éxito y se hizo como una bola de nieve con toda la gente que me empezó a llamar de todos lados”.
Sin embargo, décadas después la vida le tenía reservada otra dificultad. En 2016, enfrentó un cáncer de mama y debió someterse a una mastectomía. Sin bajar los brazos, se recuperó y siguió trabajando sin descanso, abocada a sus colecciones.
En plena pandemia, Dinar tuvo que superar otro desafío: una afección cardíaca, un prolapso en la válvula mitral que había estado presente desde su nacimiento, se agravó repentinamente. Otra vez, una cirugía de urgencia. “La terapia intensiva me hizo muy mal, es muy intensa, le pedía todos los días a mi marido que me llevara a otro lugar. Tenía la sensación de que no iba a salir y me despedí de mi familia”, aseguró al recordar ese episodio reciente. Aquella internación duró 6 meses.
Después de todos esas batallas, en medio de los aislamientos por COVID-19, debió nuevamente enfrentarse al diagnóstico de cáncer. Y el resto es historia.
La historia de una leyenda de la moda. infobae.