El obispo de Rafaela compartió ante los micrófonos de RADIO RAFAELA, un mensaje cargado de esperanza, invitando a renovar la fe y celebrar con simplicidad esta navidad.
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En su tradicional mensaje de fin de año, el Monseñor Pedro Torres, obispo de Rafaela, reflexionó sobre el año que termina y el significado de la Navidad. "Argentina es un país donde cada día tenemos alguna novedad que nos sobresalta, pero también una capacidad de resiliencia maravillosa porque Dios nos acompaña. Ha sido un año con luces y sombras, pero lo celebramos con esperanza", afirmó ante los micrófonos de Radio Rafaela.
El obispo destacó que este año coincide con el inicio de un Año Santo, marcado por el gesto simbólico del Papa al abrir una puerta de misericordia. "Es un gesto bíblico que nos invita a frenar, evaluar nuestra vida y reordenar la sociedad desde la misericordia de Dios, desde el perdón y la reconciliación", explicó.
Además, subrayó la importancia de cultivar la esperanza. "Nuestros abuelos decían que la esperanza es lo último que se pierde. Pero no basta con esperar, hay que sembrarla. La esperanza no es solo expectativa, es algo que da sentido y orientación a toda la vida".
La conexión con Rafaela y el mensaje de fin de año
Torres compartió una experiencia personal vivida en la Catedral de Rafaela, frente a un Cristo gastado por años de devoción. "Ayer rezaba ahí y pensaba en cuántos rafaelinos han encontrado en Jesús la fuerza para seguir caminando. Que esta Navidad nos ayude a descubrir que la cruz no tiene la última palabra, sino la vida", expresó.
En su mensaje, el obispo también apeló a la simplicidad y al espíritu infantil que simboliza Belén. "Hay que ser como niños. La simplicidad de Belén nos invita a abrir la puerta de nuestro corazón. Dios no violenta nuestra libertad; está a la puerta y llama. Si le abrimos, entrará y cenará con nosotros", dijo, recordando la importancia de hacer espacio para Jesús en la celebración navideña.
Torres concluyó con palabras de consuelo para quienes enfrentan la soledad o la nostalgia en estas fechas. "Hay mucha gente que vive esta fiesta con la ausencia de seres queridos o en soledad. Que sepan que Dios no está lejos y que les dice: 'Te quiero'. Dios abraza con bracitos de niño para que nadie sienta miedo".
El obispo expresó su gratitud hacia la comunidad y deseó que "en cada hogar llegue una bendición de vida, esperanza y paz", valores que, según él, son más necesarios que nunca.