Seis semanas antes de asumir como presidente de Brasil, Lula dijo en la cumbre climática de la ONU que va a emprender una gran lucha contra la deforestación. Propuso que la COP30 de 2025 se haga en Amazonia.
El presidente electo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, inició este miércoles una serie de apariciones públicas y reuniones en la cumbre climática de la ONU en Egipto, un mes y medio antes de su asunción oficial, que será el 1° de enero de 2023.
Afirmó que iba a detener la deforestación en la Amazonia brasileña y propuso organizar la conferencia del clima de la ONU de 2025 en la Amazonia y anunció la creación de un Ministerio de Pueblos Originarios.
La aparición de Lula, quien el año pasado protagonizó un regreso extraordinario a los primeros planos políticos, luego de haber pasado un período en la cárcel acusado por corrupción, fue probablemente uno de los acontecimientos que inyectó más energía en la conferencia COP27.
Durante la primera presidencia de Lula, de 2003 a 2010, se redujo enormemente la deforestación de la selva brasileña, y él ha prometido hacerlo nuevamente en su tercera gestión presidencial.
Después de reunirse con varios gobernadores brasileños, entre ellos, los de estados selváticos como Amazonia y Para, Lula dirigió un breve discurso a la multitud.
“Ustedes saben que vamos a emprender una gran lucha contra la deforestación’', dijo en medio de aplausos.
Fuertes críticas a Jair Bolsonaro
Lula criticó varias veces al presidente Jair Bolsonaro, quien impulsó el desarrollo económico de la Amazonia, tanto con su retórica a favor de las empresas como en la manera como administró los bosques. Lula venció a Bolsonaro en las elecciones de octubre y asumirá el 1° de enero.
“Brasil no puede permanecer aislado como en los últimos cuatro años. (Funcionarios brasileños) no viajaron a otros países, y ningún otro país viajó a Brasil’', dijo Lula.
Durante el gobierno de Bolsonaro, elegido en 2018, las agencias ambientales reguladores de la Amazonia se vieron debilitadas.
Bolsonaro nombró administradores provenientes del sector agroindustrial, que se opone a la creación de territorios indígenas y de otras áreas protegidas, e impulsa la legalización de los robos de tierras. La zona deforestada de la Amazonia brasileña alcanzó su extensión más alta en 15 años entre agosto de 2020 y julio de 2021, según cifras oficiales. El monitoreo satelital indica que la tendencia es aún mayor este año.
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Promesas, proyectos y presiones
A pesar de las promesas de Lula, su gobierno enfrenta una tarea colosal. Mucha gente, sobre todo ambientalistas y funcionarios, festejan las promesas de proteger el Amazonas en una conferencia climática como esta, pero las presiones sobre el Gobierno para que impulse el desarrollo económico son enormes. Estas provienen tanto de la agricultura y la minería como de muchos habitantes de la Amazonia que sienten que les corresponde decidir cómo se la usa.
También es una realidad que Lula tiene una trayectoria dispareja en materia ambiental. La deforestación cayó drásticamente durante su primer período en el gobierno, cuando Marina Silva era la ministra de Medio Ambiente.
Pero en el segundo, Lula empezó a buscar el apoyo del sector agroindustrial, y Marina Silva renunció en 2008. Ella se encuentra en la COP27 y se la menciona para volver a ocupar el puesto.
Simone Karipuna, una activista del Amazonas presente en la COP27 y que asistió al discurso de Lula, expresó la esperanza de que se superen las dificultades porque las comunidades indígenas pueden trabajar con el gobierno entrante.
“No tuvimos diálogo con el Gobierno actual’', dijo.