La expresión pertenece a Fabián Dunki, padre de Matías, un joven de 34 años que está peleando minuto a minuto por su vida tras chocar, hace tres semanas, con uno de estos animales en el norte de la ciudad
“Tenemos bronca e indignación por la presencia de caballos sueltos en la ciudad. Se pueden asustar con los perros, y transitan por las calles, lo que podría dar lugar a cualquier tipo de incidente, como el que sufrió mi hijo. Nadie está abordando el problema de los caballos”, expresó Fabián Dunki a RADIO RAFAELA DIGITAL al relatar la tragedia que su familia está viviendo, ya que su hijo se encuentra en terapia intensiva desde hace tres semanas, tras chocar contra un caballo en el barrio Mora.
En la ciudad de Rafaela, hay cientos de caballos que se utilizan para diversas actividades. Muchos de ellos reciben el cuidado adecuado por parte de sus propietarios. Sin embargo, no siempre es así. Hay casos en los que los caballos deambulan libremente, sus dueños no asumen responsabilidad, convirtiéndose en un problema que genera riesgos e inconvenientes para los vecinos.
El caso de Matías Dunki no es el único que ha sido noticia y que involucra a un caballo. Recientemente, el 27 de diciembre de 2023, en plena tarde de un miércoles, una camioneta utilitaria conducida por un hombre fue impactada por un caballo en la intersección de Gabriel Maggi y Tucumán. Afortunadamente, en esta ocasión solo hubo un susto y daños en el vehículo, pero el conductor no pudo evitar la colisión.
Al día siguiente, el 28 de diciembre, un caballo requirió asistencia después de quedar atrapado en un pozo negro de una casa en construcción en Zaffeti al 1500, en el barrio Zaspe. Bomberos Zapadores, la GUR y la policía trabajaron juntos para rescatar al animal.
Otro incidente destacado ocurrió en febrero de 2023, en la misma zona donde tuvo lugar el accidente de Dunki. Un niño de 4 años fue golpeado por un caballo, resultando con una fractura en el fémur que lo llevó al hospital y posteriormente fue trasladado a Santa Fe.
A estos incidentes se suman los problemas cotidianos que deben soportar: excremento en las veredas y en las puertas de las casas, generando malos olores evidentes; riesgos constantes, ya que en ocasiones los caballos se ponen a galopar a toda velocidad; rompen las bolsas de basura, dejando suciedad, entre muchas otras molestias.
En resumen, este problema persiste y crece debido a propietarios irresponsables que tratan a los caballos como mascotas urbanas sin hacerse cargo ni se encargan de proporcionarles el cuidado adecuado. A su vez, la falta de una respuesta efectiva por parte del Estado, junto con la inacción de la Justicia, impide la posibilidad de retirar los caballos de sus dueños para brindarles un entorno más seguro y adecuado.