Un producto boutique merecedor de premios internacionales, que se destaca también en nuestra ciudad. Nos acercamos a conocer la joven marca.
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Agustín Pongolini es un joven emprendedor rafaelino que, junto al ingeniero industrial Gonzalo Molinari (socio), durante la pandemia creó el Gin Inmigrante, un producto boutique merecedor de premios internacionales y elegido por los amantes de esta bebida.
Inmigrante es un gin nacido en las entrañas de la ciudad de Rafaela. Es una marca joven que tiene dos años, este será recién el tercero. Eso es sin contar que tiene ocho o nueve meses de “cranear” la receta, con pruebas, fallas y errores antes de sacarla al mercado.
“Nuestro primer lote fue de entre 30 y 50 botellas para familiares y amigos. Luego fuimos creciendo hasta comprar otro alambique que fue clave para alcanzar volúmenes escalables a toda la Argentina y poder exportar”, contó Agustín a este medio en una visita a la destilería que se encuentra en nuestra ciudad de Rafaela.
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La pasión por la destilería
“Junto con mis socios, somos amantes de la gastronomía y del tema de querer emprende. Las tangentes apuntaban a la bebida que siempre compartíamos y entendimos que había un desarrollo de destilados argentinos. Podíamos sumarnos a la ola y nos pareció que teníamos valor agregado para sumar de nuestra ciudad y nuestro paladar”, describió uno de los creadores de la marca.
Al mismo tiempo, explicó que “esto es gastronómico. Cada uno tiene su receta y creo que nosotros encontramos una buena para extenderla a otras ciudades, otras provincias y dedicarnos 100% a esto”.
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¿Por qué Inmigrante?
El Inmigrante es un gin pandémico. Y la destilería es “una ex metalúrgica que pertenecía a mi abuelo, un inmigrante. Es un pequeño homenaje a él y a mi abuela. A la máquina le pusimos Clelia, que era su nombre, porque nos motiva estar bajo este establecimiento propulsor de otros emprendimientos y nos motiva a emprender. Se siente un poco el espíritu del inmigrante que está dando vueltas por acá”, relató Agustín.
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Clelia
Llevando el nombre de su abuela, nos mostró el “alambique full 100% cobre”, que es lo mejor del mercado. “Tiene una conductividad distinta a las de acero inoxidable, invertimos en lo mejor del mercado para sacar un producto de calidad”.
El nombre se le pone generalmente al alambique. “Todas las destilerías del mundo son small batch como estas, pueden tener 100 mil o 150 mil botellas mensuales y van a seguir siendo pequeñas. Todos nombran el alambique y el nombre de mi abuela me pareció referente, mi socio estuvo de acuerdo y me dejó”.
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El proceso
El procedimiento en sí para obtener el gin Inmigrante “es muy lindo. Es un proceso de 24 horas de macerado más 8 horas de destilado y después el hidratado. Cuando sale el producto final, hay que hidratarlo para alcanzar la graduación alcohólica de Inmigrante, de 45%. El producto lo estacionamos una semana para que se consoliden los sabores”.
Diciembre es temporada alta, por ello están produciendo 15 o 20 mil botellas mensuales, “pero tenemos capacidad productiva para llegar a 50 mil”. Además, “estamos creciendo en volumen de mercado, estamos incorporando gente a la parte comercial y hace poco hemos recibido un aporte no reembolsable de la Nación que nos va a ayudar a invertir en etiquetado y llenadora para llegar a las 50 mil botellas mensuales”.
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La botella
“Se trata de un desarrollo sustentable, es una botella de vidrio 100% reciclada. Hay crisis de vidrio en Latinoamérica, ni las grandes marcas de champagne o de otro aperitivo tienen botellas”, contó Agustín a este medio.
Para pensarla, “jugamos un poco con la creatividad, encontramos una cristalería que hacía lámparas y fundía vidrios. Desarrollamos una botella única, un molde propio que tiene un logo sobre relieve y tiene escrito Inmigrante atrás. Fueron meses de desarrollo para que salga a mano. La cristalería trabaja a mano 24x7 y tener vidrio cuando nadie tiene en temporada alta, además del valor agregado del reciclado, los países desarrollados lo valoran más”.
En cuanto a los insumos, Agustín contó que no tienen inconvenientes mayores para su obtención. Solo el tapón tiene un componente importado, “pero en esta industria se compra todo masivo, la etiqueta, tapón, botellas. Estamos comprando al por mayor para no desabastecer al mercado y apostamos a lo nacional”.
Además, contó que en la etiqueta hay un árbol, ya que con Mauro Falchini (Brand Manager) “nos inspiramos en el viaje, en la vida, en las almas libres. Era un momento pandémico, donde nadie podía viajar, nadie podía salir, ni cruzar la calle. Me pareció que la botella tenía que viajar y trascender. Nos inspiramos en un árbol de la vida. Mi abuela decía ‘Raíces y Alas’ y era un buen concepto para comunicar”.
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Grandes Ligas
Este producto que es orgullo rafaelino obtuvo reconocimientos que vale la pena destacar. “Ganamos una medalla de plata en Londres, como segundo London Dry. Se llega con mucho trabajo comercial, volumen, producción, hacer las cosas bien, posicionamiento, venta, logística, la cercanía a las grandes cadenas”, enumeró Agustín.
También sostuvo que al producto debe cuidarlo, ya que lo considera como un hijo. “Lo quiero en buenas manos, uno va eligiendo a quién dárselo y va marcando el ritmo y el pulso de la marca”.
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