Se trata de un icónico jugador, ultra recordado por sus hazañas en el 88 con Racing. Habló con Radio Rafaela y contó todo.
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Omar Catalán, recordado por los hinchas de Racing Club como el delantero clave en la obtención de la Supercopa de 1988, se ha reinventado lejos de las canchas y las luces del fútbol profesional. Hoy, Catalán predica la palabra de Cristo como pastor en una iglesia evangélica de Tapiales y dedica su vida al servicio en la fundación cristiana Palabra de Vida en San Miguel del Monte.
Su vida como futbolista
El exfutbolista comenzó su carrera tras un breve paso fallido por Tigre, luego integró las inferiores de Almagro y finalmente llegó a Racing Club, donde tuvo la oportunidad de jugar bajo las órdenes del emblemático entrenador Alfio Basile. Compartió vestuario con figuras legendarias como Ubaldo Fillol, el arquero campeón del Mundial de 1978, y Rubén Paz, el uruguayo ídolo de la Academia.
La Supercopa Sudamericana de 1988 fue el primer torneo de este tipo organizado por la Conmebol, y Catalán quedó inmortalizado en el recuerdo de los hinchas al marcar un gol decisivo en la final contra Cruzeiro, que consolidó a Racing como campeón. Con ese triunfo, la Academia obtuvo su primer título internacional en décadas, en medio de una época difícil para el club.
Tras colgar los botines, Catalán debió adaptarse a la vida fuera del deporte, y trabajó como taxista en Buenos Aires y el AMBA entre 1993 y 2000 para mantener a su familia. Sin embargo, fue en la fe donde encontró un propósito renovado. Hoy, además de su actividad pastoral, Catalán colabora en la fundación cristiana Palabra de Vida, donde ayuda a jóvenes y adultos en situación de vulnerabilidad, promoviendo valores de esperanza y resiliencia.
Una nueva vida para él
Lejos del bullicio de las canchas, hoy en día Omar Catalán dedica sus días a la espiritualidad y al apoyo comunitario, demostrando que la fe y el deporte pueden entrelazarse en una misión de vida que trasciende los éxitos y fracasos deportivos.
En diálogo con RADIO RAFAELA, Omar contó más detalles sobre el camino: "Siempre agradezco a los hinchas de Racing por su cariño. Ellos me recuerdan por mis goles, pero yo también agradezco a todos los que formaron parte de mi carrera: técnicos, compañeros, amigos y familiares. Esas personas me ayudaron a construir los cimientos para alcanzar mi techo en Racing", dijo.
El cambio profundo en su vida ocurrió, según él mismo relató, en una charla de fútbol. "Estábamos hablando cuando alguien abrió la Biblia y me habló de Jesús de una forma que nunca había escuchado. No entendía bien qué tenía que hacer, pero me seguían invitando y me hacían una pregunta: ‘Omar, si morís hoy, ¿dónde vas?’. No sabía qué contestar. Hasta que un día entendí lo que debía hacer y hablé con Dios. Le pedí perdón por mis pecados y sentí que Jesús entraba en mi corazón", recordó emocionado. Esa noche del 7 de septiembre de 1992 marcó un giro en su vida, uno que hoy lo motiva a compartir este mensaje con otros.
Para el ex jugador, el fútbol fue una pasión que le dio fama y reconocimiento. Sin embargo, sentía que su vida carecía de propósito hasta que encontró su fe. "El fútbol no pudo darle sentido a mi vida. Necesitaba algo más y eso lo encontré en Jesús", afirmó.
Hoy en día, se dedica a comunicar su experiencia de fe y a invitar a otros a tener un encuentro personal con Dios.
“Actualmente, me preocupa ver a tantos futbolistas que lo tienen todo, pero carecen de Jesús en su corazón. Así como yo, habiendo tocado el cielo de América, necesité de Jesús para dar sentido a mi vida, ellos también lo necesitan", reflexionó Omar, quien ahora vive con la certeza de que su destino es el cielo y busca transmitir esa misma seguridad a todos los que lo rodean.