Los cabos Lucas Gómez (37) y Javier Alarcón (33) fueron considerados culpables del homicidio, ocurrido en agosto de 2020 en Córdoba.
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Los dos policías acusados de disparar y matar a Blas Correas al disparar contra el auto en el que se trasladaba el adolescente con cuatro amigos por Córdoba capital en agosto de 2020, fueron condenados a prisión perpetua por el delito de “homicidio calificado”, en un juicio por jurado popular.
Por unanimidad, la pena recayó sobre los cabos primero Lucas Gómez (37) y Javier Alarcón (33), a quienes también le atribuyeron la tentativa de homicidio calificado de los cuatro amigos que iban a bordo del Fiat Argo junto a al adolescente de 17 años cuando fueron atacados, agravado por el uso de arma de fuego y calificado por ser empleados de la fuerza de seguridad.
Esta mañana, antes del cuarto intermedio, Gómez había declarado en sus últimas palabras, frente a los padres de Blas: “Hace dos años y casi ocho meses que le vengo pidiendo a Dios por ustedes para que les dé la fuerza necesaria”, dijo mirando a los familiares de Correas. “Quiero realmente pedir perdón por lo sucedido. No fue mi intención quitarle la vida a nadie, eso mi Dios lo sabe”, añadió el condenado.
Caso Blas Correas
El asesinato ocurrió la madrugada del 6 de agosto del 2020, cuando Juan Cruz Camerano Echevarría (20) conducía un Fiat Argo blanco, junto a cuatro amigos y compañeros de colegio: Valentín Blas Correas, Camila Toci, Cristóbal Bocco Camerano y Mateo Natali, ahora mayores de edad pero que al momento del hecho tenían 17 años.
Los adolescentes circulaban en la zona de avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, del barrio Colinas en el sur de Córdoba capital, se había montado un control policial de prevención en donde los efectivos hicieron señas al conductor para que aminore la velocidad, pero al acercarse al puesto de seguridad decidió acelerar y continuó la marcha.
El expediente detalla que el cabo primero Gómez, "con intención de matarlos" efectuó cuatro disparos con su arma reglamentaria contra el automóvil, en tanto su compañero el cabo primero Alarcón, "en acuerdo tácito (con Gómez) y aportando al plan común de dar muerte a los ocupantes del vehículo", también efectuó dos disparos "a sabiendas que no había justificación legal para ello".
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Las pericias determinaron que uno de los cuatro disparos efectuados por el suboficial Gómez impactó sobre la zona de la escápula derecha de Correas, que le ocasionó lesiones en el lóbulo inferior del pulmón derecho, la vena cava inferior y el ventrículo derecho, determinándose que la causa eficiente de la muerte fue por traumatismo de tórax causada por el proyectil. Los demás ocupantes no sufrieron heridas, no obstante uno de los disparos traspasó el apoyacabeza y la capucha del adolescente Bocco Camerano, a milímetros de su cráneo.
Tras haber matado a Correas y con el objetivo de simular un enfrentamiento con un grupo armado, los policías 'plantaron' un arma en las cercanías donde luego ocurrió la balacera. Filo