Vitto llegó a su actual hogar de una forma muy particular y decidió quedarse. Hoy disfruta de jugar con sus compañeros perrunos, mientras sus tutores intentan que mantenga algunos de sus hábitos salvajes.
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Vitto, el zorro, tiene una historia muy particular que sigue sorprendiendo a muchos. En especial, sorprende encontrárselo en Instagram jugando sin parar con sus hermanitos perrunos y sus tutores humanos.
La pregunta que se hacen muchos es por qué no está en su hábitat, pero para comprender esa respuesta es necesario conocer toda su historia. Para conocerla en detalle, charlamos con Agostina Moreno, la dueña de Vitto, que se llevó una sorpresa después de adoptarlo.
“Resulta ser que, por noviembre del año pasado, salimos a pasear después de un fin de semana lluvioso por los alrededores del barrio. Yo tengo un perro, el negro, que es bastante callejero y, de repente, veo que me traía algo en la boca. Cuando me puse a ver lo que trajo, vi que era un cachorrito”, empezó contando.
Enseguida, Agostina lo trasladó al servicio de urgencias de una veterinaria, ya que era domingo. Cuando atendieron a ese cachorrito, le dijeron que estaba muy mal y que era probable que no sobreviva. Debido a su estado, tuvieron que dejarlo internado.
Al día siguiente, la llamó el veterinario y le dijo que ya se encontraba muy bien. En esa comunicación, se mostraron sorprendidos con lo rápido que se había recuperado. Sin perder tiempo, Agostina fue a buscar a ese cachorrito que había llegado a sus manos casi de casualidad, ahora llamado Vitto.
“Fueron pasando los días y lo llevé al control de mi veterinaria. Ella lo empieza a ver y me dice: ‘ay, qué perrito raro, no tiene pinta de ser perrito’”, relató. Ago creía que esto podía deberse al deplorable estado en el que lo había encontrado y, con su veterinaria, decidieron esperar por su evolución.
Al pasar los días, fueron descubriendo actitudes un poco extrañas para un perro. “Era raro cómo se trepaba a todo. Tenía muchas más actitudes de gato que de perro. Con el tiempo, la cola le empezó a crecer, las orejas, el hociquito empezó a alargarse… Resulta ser que era un zorro”.
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La sorpresa fue mayúscula, y con esa noticia llegaron algunas preocupaciones por lo que “lo que conlleva tener un animal salvaje en cautiverio, no es algo que se deba hacer”. En un principio, sintió mucho miedo de no poder darle los cuidados necesarios y empezó a buscar información al respecto.
“Busqué reservas por todo el país. Recibí consejos, pero nadie lo quería agarrar. Al ser un zorrito gris, anda por todos lados y lo único que me decían era que lo deje estar. Tomé precauciones, investigué qué comen, cómo viven, qué hacen. Así empezó todo”, relató Agostina.
En estos momentos, Vitto se encuentra muy bien, muy activo. Disfruta mucho de correr, en especial con otros animales, como sus hermanos perrunos. “Es llamativo verlo, no tiene un gran trato nosotros, no hace caso”, pero sí se lleva muy bien con otros animales.
“Se acostumbró tanto a nosotros que tiene la típica actitud un gato. Siempre pido que no traten de agarrarlo o acariciarlo si él no quiere, para que no se acostumbre tanto a estar con gente y que siga domesticándose más todavía. Ahora intento que salga a hacer sus recorridos nocturnos. No sabe el cazar, pero intento que vuelva a su a su lugar que es la naturaleza”, cerró Agostina.