Escritor y referente cultural en Rafaela y la región, murió a los 86 años de edad.
Este domingo trascendió la triste noticia del fallecimiento de Oscar Ovidio Pautasso, “Petiso” como le decían los amigos, a sus 86 años. Era un reconocido referente del ámbito cultural en Rafaela y zona, especialmente vinculado al teatro y la literatura.
A través de las redes sociales, lo despidieron Escritores Rafaelinos Agrupados (ERA). “Hoy nos envuelve la tristeza de la partida de nuestro amigo e integrante de ERA. Una persona noble, colaboradora, integra. Un artista, un escritor y un espíritu creativo y bueno. Gracias querido Oscar por acompañarnos estos años, por tu simpatía, solidaridad y altruismo desinteresado. Te vamos a extrañar pero, desde el nuevo lugar en que habitará tu esencia, vamos a percibir al pintor con nuevos cielos, tal vez esos que dejaste plasmados con maestría en tus telas. Adiós amigo...”, lo recordó la Comisión Directiva.
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Adiós al amigo.
Hoy, muy de madrugada, nos sorprendió la noticia de su partida, rápida e inesperada.
Oscar Pautasso, “Oscarcito” para los más cercanos, dejó el mundo terrenal.
Particularmente confieso que hemos transitado dos caminos: el del arte y la literatura.
No es bueno mencionar fechas, años, sí puedo decir que fueron más de cinco décadas.
Primero: el arte a través de Dibujo y pintura, hemos compartido exposiciones, cursos, viajes. El segundo: el de las letras, lo contamos como integrante de la Comisión Directiva de E.R.A.
Autor de dos libros: ”Aquella Rafaela” y “Personajes, anécdotas y recuerdos”, más comentarios publicados en diarios locales.
Escritor y artista plástico, son dos varillas que enmarca su retrato. El deporte y el teatro fueron las otras facetas, tan importantes como las que nombré. Ahora sí el retrato está terminado.
Además colaboraba en comisiones e instituciones.
De una rica personalidad por ser espontáneo, comunicativo, activo, de exponer ideas, proyectos. Poseedor de valores que lamentablemente hoy están ausentes porque la sociedad cambia y esa transformación de progreso, de apresurar el futuro hace que se pierdan eslabones, a veces irrecuperables.
Oscarcito era transparente, hombre de “palabra”. No tenía límites, o blanco o negro, nunca gris. Sus consejos, sus opiniones eran justas.
Desde el taller literario “Encuentro con la palabra oral” (de E.R.A.) lo vamos a extrañar, fue un alumno de asistencia perfecta desde el comienzo. Con mirar su cara de gestos expresivos, adivinábamos alguna historia, esperábamos el final, entre misterio, ficción o realidad. Matizaba las clases con humor, con explicaciones de viajes porque justamente él, fue “un gran viajero”.
Solo nos queda mirar al cielo, esperar la lluvia, localizar algún arco iris… Oscarcito puede estar mezclando colores para salpicar el infinito.
Delia Sosa.