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REGIONALES

A 50 años del devastador tornado de San Justo

Periodistas y vecinos de San Justo contaron el durante y el después del tornado más arrasador fuera de EE. UU., marcado a fuego en los sanjustinos

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El reloj marcó las 13.57 cuando pareció detenerse el tiempo por completo en aquel 1973. Era un miércoles 10 de enero agobiante en la ciudad de San Justo, típicamente veraniego aunque con una humedad importante que se tornaba insoportable bajo el calor que no daba tregua. La ciudad de unos 11.000 habitantes en aquel entonces vivía otro día normal en donde luego del mediodía la siesta se impuso como es costumbre, pero fue interrumpida en un vendaval atroz que dio paso primero al desastre y después a la confusión y al sufrimiento de los sanjustinos.

Al mediodía ya se vieron pasar algunas enormes nubes torrecúmulos y cerca de las 13 cayeron algunos chaparrones aislados, pero nada hacía presagiar la tragedia que se vaticinó solo unos instantes previo a que se consumara, con un extraño olor a azufre en el aire. Siendo las 14 y en las inmediaciones de un campo perteneciente a la familia Grosso, en cercanía a las vías del ferrocarril General Belgrano, se formó un tornado que en cuestión de segundos con una potencia devastadora arrasó con casi la mitad de la ciudad de San Justo en solo siete minutos.

Ese fue el instante en el que los vecinos pudieron apreciar desde lejos lo que ellos pensaban que eran papeles volando y eran en realidad chapas y hasta vacas del campo en donde se originó el tornado más grande que haya habido alguna vez en el hemisferio sur, adquiriendo la categoría de F5 en la escala de Fujita por las ráfagas de hasta 300 kilómetros por hora.

El tornado comenzó su derrotero en la zona del río Salado cercana a San Justo, entre el río y el campo de la familia Grosso, en donde adoptó la característica forma de tromba o cono invertido que hizo volar a las vacas y destruyó los galpones de acopio por completo. Luego cruzó la Ruta Nacional 11 en dirección a la zona urbana, momento en el que al colisionar contra una gran planta de silos redirigió su sentido hacia el corredor del Bulevar Roque Sáenz Peña, epicentro del desastre.

Una de las primeras víctimas fatales que se cobró el tornado fue el teniente Moyano, un oficial del Ejército Argentino que circulaba en su auto con su familia por la Ruta 11, mientras volvía de la ciudad de Reconquista. Al ver la tormenta se estremeció e intentó estacionar el auto esperando que pase el viento, pero de un momento a otro los vidrios estallaron y el auto fue arrancado por los aires. Tanto su mujer como su hija sobrevivieron al suceso.

El gran vendaval destruyó todo a su paso unas ocho cuadras y media aproximadamente hacia el sur, con un alcance de 300 metros en su ancho, una cuadra y media a cada lado del Bulevar Roque Sáenz Peña. En ese trayecto destruyó parte del hospital sanjustino y se desvaneció luego de cruzar nuevamente la ruta, donde actualmente hay una urbanización. En total arrasó unas 500 viviendas ubicadas en la zona oeste de San Justo, la mayoría destruidas en su totalidad desde los cimientos. En ese momento se largó a llover al menos durante una hora, con un espectáculo que pareció "un pueblo bombardeado" según los testigos.

En un mano a mano con el periodista local Cristian Chapelet, quien estuvo presente en el momento del desastre y narró cómo fue el durante y el después del tornado en el portón del norte: "Apenas se consumó el tornado comenzó a llover torrencialmente, mezclando la sangre con el barro. Era un día agobiante, de baja presión, mucho calor, mucha humedad, había llovido un poco por la mañana. Estaba todo el mundo durmiendo la siesta y así lo sorprendió el fenómeno a la mayoría de las víctimas y al resto de las personas damnificadas".

Entre las imágenes que dieron la vuelta al mundo y citan quienes lo presenciaron a medida que el viento cambiaba de color y arrastraba todo a su paso se nombra a un caballo colgado arriba de un árbol, un auto arrancado del suelo y estrellado a 300 metros, los cuerpos deformados por los golpes, arrojados por el viento o debajo de los escombros, humo por todas partes.

El panorama de los escombros dispersos en la calle en medio de la desolación que encontraron los vecinos a su alrededor, con autos humeando y personas fallecidas se grabó para siempre en la retina de los sanjustinos. "Era una escena de guerra donde nadie sabía lo que había pasado", relatan quienes sobrevivieron al evento. Hubo autos que fueron arrastrados hasta 300 metros de donde estaban estacionados, como fue el caso del Renault Gordini que impactó en el primer piso del famoso Hotel California, a la vera de la Ruta 11.

El después

Lo curioso es que más de la mitad del pueblo nunca se enteró de lo que ocurrió de forma instantánea, sino que los vecinos se enteraron luego de la siesta. Muchísimo menos se habían enterado en otros pueblos y ciudades, información a la que no se tenía acceso sin las vías de comunicación actuales.

El mismo periodista cuenta: "Un vecino radioaficionado que vivía en el centro de San Justo se enteró de lo que había pasado y conectó sus equipos de radiodifusión a la batería para comunicarse con radioaficionados de Santa Fe para avisarles lo que había pasado. Ese radioaficionado hizo una red de contactos dando con el Ejército, momento en el que el gobierno de la provincia comandado por el general retirado Guillermo Sánchez Almeyra envió cuerpos militares a la ciudad, que llegaron en horas de la tardecita. Se circunscribió todo el escenario".

Consultado sobre los momentos posteriores al desastre, con los escombros que cubrían la desolación que había en las calles, Chapelet destacó: "Todo el mundo ayudaba, la policía, los bomberos, los mismos vecinos entre sí porque no había posibilidad de que hubiera tamaña cantidad de médicos y rescatistas para socorrer a toda la gente herida o sepultada bajo los escombros. Los días posteriores fueron muy penosos, hay historias de personas que habían viajado desde San Justo y volvieron meses después del tornado sin poder reconocer nada".

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Cabe destacar que si bien trascendió una cifra oficial de unas 65 personas fallecidas como saldo del tornado no hay números concretos ni definitivos para hacer guarismos sobre las víctimas. Sí se calcula que hubo dicha cantidad de fallecimientos, pero con el correr de las horas y a causa de las heridas de varias personas se constataron alrededor de unos 85 fallecimientos como consecuencia del evento, con unos 700 heridos.

La ciudad, que por aquel 1973 estaba a cargo del intendente Rogelio Alberini, tardó años en reconstruirse por completo, realizándose de forma paulatina y gradual en el tiempo hasta que recobró lentamente su forma.

La mayoría de los heridos fueron atendidos en el hospital y las clínicas de San Justo, aunque otros varios fueron derivados a los hospitales Cullen e Iturraspe de Santa Fe transportados por medios sanitarios y cuerpos militares, medio por el cual circuló la noticia en primera instancia. En boca de Cristian Chapelet se destaca que "algunos sobrevivieron y volvieron, pero lo inolvidable que resultó para muchas familias hace que aún hoy cada vez que hay una tormenta se vuelve al recuerdo del tornado".

Diario UNO.

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