La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores señala que la drástica disminución en la producción coincide con una fuerte caída en las ventas de equipos, generando preocupación por el impacto en el empleo.
La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros equipamientos agrícolas e industriales (AFAT), que nuclea a empresas del rubro, alertó que en el sector se está registrando un fuerte derrumbe en la producción. En detalle enfatizaron que, con respecto al año pasado, “la caída es del 50%, en promedio”.
Según advirtieron en un comunicado, esta retracción se debe principalmente a la caída en las ventas de maquinaria agrícola. “El acumulado de los primeros seis meses del año arrojó una caída del 20% en los patentamientos de cosechadoras respecto de 2023, y del 30% en el de tractores. Con estos valores creemos que es poco probable que se pueda recuperar la totalidad del mercado en lo que resta del año. Por lo tanto, estimamos que vamos a estar, en promedio, entre un 25% y un 30% por debajo de lo que fue el año anterior”, aseguró Sergio Fernández, presidente de la entidad.
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Para contextualizar la gravedad que representan estas cifras, AFAT recordó que, si se compara las ventas con las de un año promedio histórico en el mercado de maquinaria (unas 1000 a 1200 cosechadoras, unos 7000 a 8000 tractores, y unas 800 a 900 pulverizadoras), se está más por debajo aún.
Para la asociación, esta retracción del mercado impacta directamente en el funcionamiento de las plantas industriales, que tienen una capacidad de producción instalada muy superior a la demanda local. Dijeron que por ejemplo, los patentamientos de cosechadoras representan el 13% de la capacidad de producción de las empresas socias de AFAT, los de tractores un 33%, y los patentamientos de pulverizadoras alcanzan el 59% del potencial de estas empresas.
“Entre las consecuencias de esta preocupante situación se encuentran la reprogramación de procesos productivos, la reducción de horas de trabajo, la suspensión de personal y/o no renovación de contratos temporales, así como también desvinculaciones”, alertó Fernández.
Explicaron que la luz de alarma se enciende si se tiene en cuenta “la antigüedad del parque de maquinaria, que raya la obsolescencia, con un 70-80% de tractores de más de 15 años y un 70-80% de cosechadoras de más de 10 años”.
“Renovar ese parque e incorporarle toda la tecnología disponible a nivel global es una necesidad para un país cuyos ingresos de dividas dependen en un 60-70% del sector agroindustrial. Como sabemos, la antigüedad de los equipos produce una disminución de la productividad, sobrecostos en la fertilización y pulverización, desperdicios en la siembra y la cosecha, y menores eficiencias en general. Solo por dar algunos ejemplos, se puede utilizar un 30% menos de semillas con siembra variable o corte por sección; en aplicaciones se produce un ahorro del 70% gracias a la inteligencia artificial. Y en la cosecha, entre un 15 y un 20% menos de pérdidas”, enfatizaron en AFAT.
“Estamos preocupados”
Leandro Brito Peret, director ejecutivo de AFAT, señaló que este año viene bastante difícil en la Argentina. “Estamos preocupados. Siempre es un desafío producir en el país. Pero acá estamos trabajando y luchando para adelante. Si proyectamos el año, tomando en cuenta las distintas variables ( precios de los commodities, cómo se proyecta la campaña y las expectativas de productores y contratistas) creemos que vamos a estar entre un 25 y 30% por debajo del año pasado”, dijo a LA NACION.
“Esto preocupa sobre todo porque vemos que la tasa de renovación de la maquinaria es muy lenta y eso atenta directamente contra la productividad del país”, agregó.
El otro gran problema, reiteró Brito Peret, es que esta caída en las ventas tiene una repercusión directa en lo que es la actividad de las plantas: “Hoy en nuestras 12 plantas se está trabajando en promedio al 50% por debajo, lo cual representa una capacidad ociosa importante. Todas las empresas han trabajado este año para afectar lo menos posible sus estructuras, pero han tenido que tomar decisiones como suspender personal en algún momento, reprogramar los procesos productivos, incluso no renovar contratos temporales. A eso se suma la falta de créditos en los volúmenes que el sector necesita, con tasas competitivas de financiamiento de largo plazo. Ya hemos tenido algunas reuniones con Banco Nación y con el BICE para ver qué es lo que se puede hacer al respecto”.
Además enfatizó que en el sector industrial continúa siendo alarmante el tema de los costos de producción y de fabricación: “Hoy el impacto fiscal es agobiante y hay que trabajar estratégicamente en eso en algún momento para resolverlo porque nos resta muchísima competitividad”.
Por último, Fernández remarcó que “la Argentina tiene un potencial productivo enorme, suficiente para alimentar a 400 millones de personas; productores y contratistas que están entre los más innovadores de la región, técnicos y profesionales capacitados, pero no se cuenta con las condiciones necesarias para continuar el camino del crecimiento y desarrollo productivo”.
“Desde AFAT resaltamos siempre la necesidad de contar con un marco de previsibilidad político-económica, financiamiento acorde al volumen del sector, y con tasas competitivas, y también la revisión de la carga fiscal, hoy agobiante. De nuestra parte renovamos día a día el compromiso de continuar trabajando para el crecimiento del país”, resumió el titular de AFAT.
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