El participante no pudo contener el llanto al reencontrarse con su abuela Teresa y con Jesús, ex pareja de Rodolfo, su padre
Tal como anunció Santiago del Moro, los cuatro participantes que llegaron a la última instancia de Gran Hermano tendrán la posibilidad de recibir la visita de algunos de sus seres queridos dentro de la casa. Y esto se irá viendo durante la semana, en la que cada día uno de ellos será el privilegiado. Así las cosas, luego de que el lunes Romina pudiera abrazarse nuevamente con sus hijas, Mía, Felicitas y Nina, llegó el turno de Nacho. Y el conductor anticipó que tendría la oportunidad de estar un momento con su abuela Teresa y con Jesús, ex pareja de Rodolfo, su padre.
Los dos invitados estaban esperando en el SUM mientras los participantes realizaban la primera parte de la prueba del líder, que dejó a Nacho y Julieta en placa y que puso en un mano a mano para el día miércoles a Romina y Marcos. Luego, el conductor entró a la casa para saludar a Tesi, como se apoda la abuela del participante, y luego a Mua, el sobrenombre que le puso el joven a quien considera como a su segundo padre y que viajó de Europa a Estados Unidos y de ahí a la Argentina, especialmente para el encuentro.
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Para que la sorpresa sea aún mayor, del Moro le pidió a Jesús que se escondiera en el armario de las escobas. Entonces, Gran Hermano le indicó a Nacho que fuera en busca de su regalo especial. “¡Mi vida!”, le dijo Teresa al verlo. Y ambos se abrazaron, llorando desconsoladamente. Luego, la mujer lo acompañó al sillón, donde le ofreció unos pañuelitos mientras le decía cuanto lo amaba y lo extrañaba.
A los pocos minutos y después de repetirlo lo orgullosa que estaba de él, la abuela le anunció a Nacho que no había ido sola. “Tengo otra sorpresa, pero quiero que te repongas de esta”, le dijo mientras él se lavaba la cara. Entonces apareció Jesús y la escena de abrazos y llanto se repitió con él. “¿Qué hacés acá? ¡No lo puedo creer!”, decía el participante tan desconcertado como feliz.
“Que estén ustedes dos acá para mí significa un montón…”, les dijo el joven a sus visitantes, mientras ellos trataban de darle ánimo para seguir adelante hasta cumplir su objetivo. Y es que tanto Teresa como Jesús le dejaron en claro que solo eran capaces de hacer algo así, como entrar a un programa de televisión, por el amor que sienten por él.
“Ayer cuando Romi estuvo con las hijas, nosotros sabíamos que capaz que venía la familia. Pero también podía ser que no, porque ya había estado mi papá. No me imaginaba que iban a venir ustedes. Y fue hermoso”, les dijo Nacho. Y, en varias oportunidades, demostró que había estado muy preocupado por haber dejado sola a su abuela, por lo cual se mostró muy feliz de verla bien.
“Tenía miedo, esa sensación de no saber cómo se lo iban a tomar”, dijo en relación a su decisión de entrar al programa. “Yo estaba seguro de lo que quería, No me importaba qué iba a opinar la gente. Ni siquiera la gente más cercana, de los únicos que me importaba la opinión era de ustedes dos y mi papá”, explicó. Es que a Jesús le había avisado de su participación en el reality recién un día antes de entrar. Y sentía culpa de dejar sola durante tantos meses a su abuela, mamá de su madre fallecida hace un año, de quién es su gran sostén.
Notifé.
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